El TDAH muestra una alta comorbilidad tanto en su presentación en la infancia y adolescencia como en la edad adulta (Bakley, 2006; Correas, Pérez-Temprado, Dolengevich, Ibáñez y Sáiz, 2009 Sigueroa, Díez, Escamilla y Soutullo 2009; Luciano y Gómez, 1998; Parellada, 2009; Pliszka, 2007; Puente, Loro, Quintero 2009), llegando a ser incluso más frecuente la presencia de TDAH con otra categoría diagnóstica comórbida que la presentación de un diagnóstico único de TDAH (Szatmari, Offord y Boyle, 1989).

En lo que refiere a la infancia y adolescencia (Barkley, 2006), el TDAH suele estar asociado a la presencia del Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD, 45-55% de los casos) y los trastornos de conducta (TC), con una comorbilidad media del 35-45%, y casi siempre asociados al TOD. Esta alta comorbilidad del TDAH con el TOD y los TC estaría caracterizado por conductas antisociales persistentes, un mayor nivel de impulsividad (Newcorn y cols., 2001), mayor expresión emocional, atribuciones sesgadas sobre las intenciones de los otros, la facilidad para agredir cuando se sienten provocados, una mala relación con sus iguales y profesores, y una mayor disfunción familiar. Los padres presentan mayor estrés, menor percepción de competencia parental, disciplinas más laxas o coercitivas, menor satisfacción en la relación con sus hijos, trastornos depresivos mayores, abuso de sustancias, peores relaciones maritales, y la presencia de TDAH o Trastorno de personalidad antisocial. El pronóstico de estos casos de TDAH suele ser bastante negativo, dándose un riesgo considerable de desarrollar adicciones, trastorno de personalidad (especialmente Trastorno de Personalidad Antisocial), y trastorno depresivo.

Los niños y adolescentes con TDAH muestras tasas promedio de comorbilidad del 25-35% con trastorno de ansiedad y del 25-30% con trastornos del estado ánimo (Barkley, 2006) y se incrementan en muestras clínicas (Pfiffner y col.s, 1999). La asociación del TDAH con el trastorno Bipolar tipo I es una fuente importante de polémica debido a problemas conceptuales y diagnóstico (Barkley, 2006; Figueroa y cols., 2009).

Durante la adolescencia y la adultez, la presencia de TDAH muestra una alta correlación con actividades de riesgo. Asimismo, los adultos con TDAH muestran altas tasas de comorbilidad con trastornos de personalidad, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, abuso de sustancias, y muestran niveles más bajos de funcionamiento en distintas facetas (Biederman y cols., 1993; Murphy, Barkley y Bush, 2002).

Manual de Terapia de Conducta. Vallejo

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