Seguramente has oído hablar de la terapia asistida con animales. No obstante hagamos antes una pequeña reflexión acerca ellos. Cualquier persona que ha convivido con animales, que los quiere, cuida y respeta sabe del valor inconmensurable de la bondadque nos aportan. Nos envuelven con el cariño al vernos, se muestran contentos y felices cuando les acariciamos como a ellos les gusta, o nos acompañan en los días de enfermedad, haciendo de “invisibles” y silenciosos cuidadores.
Las personas que tenemos o hemos tenido animales de compañía sabemos de estos beneficios que nos aportan día a día. No podríamos acabar nunca una lista donde enumerar todo lo que nos dan. Es algo mágico e inefable.
Al igual que para una persona ciega se debe hacer imposible resumir todo lo que le aporta su perro guía. Compañero eterno de vida, de andadura y descanso. Compañero que va más allá en su función de encarnar el sentido que le falta. Su alma, al igual que las nuestras, se siente reconfortada y agradecida por tener el don de saber apreciar la compañía y el amor incondicional que le ofrece.
Una intervención diana en ámbitos de discapacidad
Así, nos podemos hacernos una idea del beneficio tan enorme que produce en algunas personas estar en contacto con un animal. Sobre todo en determinados colectivos más específicos, como son las personas que padecen un daño cerebral, una parálisis cerebral, autismo o tienen síndrome de Down.
Es en estos casos donde la intervención asistida con animales produce beneficios que se multiplican exponencialmente, ya que tienen repercusiones a nivel emocional, social, afectivo, cognitivo y físico. La intervención siempre es individualizada y sus objetivos han de estar diseñados previamente. Además siempre se llevará a cabo bajo la supervisión de un equipo profesional, que es el que conoce el caso y las necesidades específicas de la persona con la que se va a trabajar.
La terapia asistida con caballos ayuda en los problemas motores
Hay que saber escoger el animal más adecuado para los objetivos que queremos tratar. Conocidas son las terapias en las que se trabaja con caballos, con delfines, con perros… Por ello siempre hemos de utilizar al animal mas idóneo disponible, una vez que se ha realizado una evaluación exhaustiva del caso.
La terapia asistida con caballos, por ejemplo, tiene beneficios muy concretos. Serían los producidos por:
También se obtienen beneficios en el plano psicológico y cognitivo
Además de estos beneficios, podemos hablar también de otros como la autoconfianza, la concentración, la disminución de la ansiedad, la adecuada adaptación al entorno… Se facilita también la independencia de la persona, con la probable ganancia en autoestima que esto supone. Por otro lado, ayuda a socializar y a generar relaciones significativas también fuera del ámbito familiar, ya que se puede realizar en grupo y con personas que tengan el mismo tipo de necesidades.
A nivel neuropsicológico, los avances que se producen en el contacto terapeútico con el animal son evidentes. Se trabaja la atención porque que la persona está interesada en interactuar con el animal y busca su contacto. Además, se trabaja el lenguaje a través de la facilitación de los sistemas fisiológicos que están comprometidos en la producción del habla y en el uso funcional del lenguaje.
Todos estos beneficios se obtienen tanto en niños como adultos. No obstante esta terapia, como tantas otras, está recomendada para realizarse desde edades tempranas, sobre todo en los niños que han desarrollado desde pequeños una enfermedad o trastorno. Piensa que la plasticidad es mayor a menor edad y, por lo tanto, los efectos de la terapia seranprobablmente más profundos, rápidos y duraderos.
La terapia asistida con animales funciona muy bien en atención temprana
La atención temprana es siempre un acierto y un tipo de intervención que cada vez está más en auge. Afortunadamente estamos tomado conciencia de lo importante que es tener profesionales expertos que entidan la importancia y la ganancia que puede suponer una intervención en las primeras fases de un trastorno. En este sentido, la terapia con animales carece de efectos secundarios y enriquece a la persona, con independencia del grado de efectividad que después demuestre.