Casi todas las personas necesitan desahogarse, decir lo que sienten, hablar sobre lo que les ocurre. Sin embargo, no es lo mismo hablar que escribir.
Cuando empiezas a cubrir ese folio en blanco con pensamientos que se apelotonan en tu cerebro, todo comienza a tomar sentido.
No olvidemos que, cuando estamos mal y el mundo se nos viene encima, nos sumergimos en un caos del que nos resulta casi imposible salir.
La gran variedad de emociones que nos recorren y nos hacen suponer y preocuparnos excesivamente, ese llanto liberador pero que no nos colma del todo…
Escribir no solo te ayuda a poner esas ideas desastrosas en un papel, sino que te permite ordenarlas, darles el sentido que nunca creíste poder encontrarle.
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Piensa, por ejemplo, que estás pasando por una etapa muy dolorosa con respecto a tus relaciones amorosas.
No eres capaz de saber lo que ocurre. Tan solo sientes, te desesperas, terminas lleno de ansiedad y de dudas. ¿Qué me pasa? ¿Qué me está sucediendo? Escribe…
Una vez estén todas las palabras sobre el papel podrás leerlas cuantas veces te haga falta. Te asombrará descubrir lo que realmente estaba ocurriendo.
Es posible que descubras que sufres dependencia emocional, que estás aceptando una situación que no te gusta, que estás con alguien con quien no quieres en verdad estar.
Esos pensamientos escritos te desvelarán la más cruda de las realidades. No obstante, gracias a ellos, lograrás encontrar un camino por el que transitar de vuelta a la calma.
Acelerar el proceso de cicatrización
Toda experiencia negativa nos provoca una profunda herida. Cuanto más tiempo la hemos estado ignorando, más grande se ha hecho.
Por eso es tan importante escribir. Así te darás cuenta de lo que en realidad te está sucediendo.
No importa si es el ejemplo anterior uno de tus problemas. La muerte de un ser querido, un despido laboral, una discusión… Todas estas circunstancias merecen su liberación por medio de las palabras.
Porque no solo te permitirá ver lo que sucede con una mayor claridad, sino porque acelerará el proceso de cicatrización.
Cada palabra es como un bálsamo para tu herida. Esto ocurre porque, al escribir, liberamos tensiones, estrés y ansiedad.
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Muchas personas no son capaces de escribir buenas historias o realizar profundos poemas si no se encuentran las emociones a flor de piel.
Esto ocurre porque durante ese estado, todo fluye mejor. Las palabras brotan con facilidad, pues no es nuestra lógica la que habla, sino nuestros sentimientos.
Esos que necesitan expresarse, de la manera que sea, mediante palabras sin sentido o frases incoherentes.
Escribir de forma expresiva
Si has puesto en práctica esta forma de escribir pero no has obtenido los resultados adecuados tal vez sea porque no has llevado a cabo la escritura expresiva.
Son muchos los individuos que, cuando escriben, piensan demasiado; quieren construir frases coherentes, que todo quede bien explicado.
No se trata de esto. Escribir de forma expresiva es plasmar todo lo que pasa por tu mente tal cual. Sin aditivos, sin fórmulas…
Simplemente, dejando salir el caos.
Da igual que no tenga sentido alguno lo que anotes, lo tendrá cuando regreses sobre tus palabras. Será entonces cuando te des cuenta de lo que ocurre.
Si aún así no logras sacarle un significado preciso, deja pasar unos días y vuelve sobre esas letras. Dándole tiempo y espacio, serás capaz de ver desde otra perspectiva lo que te estaba ocurriendo.
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La escritura es uno de los medios más eficaces para sacarnos el estrés de encima y poner orden en nuestra vida cuando esta lo necesita.
Una forma de desahogarse con uno mismo y de encontrarle sentido a aquello que en un principio no parecía tenerlo.
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