Un hermano es un regalo especial que generalmente no se aprecia durante la infancia. Aunque muchas veces son excelentes compañeros de juego, cómplices de travesuras y, ya mayores, mejores amigos y confidentes, las peleas entre hermanos son lo más común que existe. Sin embargo, es importante que como papá reconozcas la personalidad de cada hijo, sus sentimientos y necesidades, y que sepas cómo disipar los conflictos para que toda la familia esté contenta y sana.
Entiende por qué se pelean
Los hermanos se pelean por diferentes motivos. Es posible que estén buscando llamar tu atención o diferenciarse y separarse uno de otro. A los niños mayores no les gusta que los vean como los responsables, y a los niños menores no les gusta que los comparen con su hermano mayor. Es posible que cada uno esté tratando de expresar estos sentimientos descargando su frustración con el otro.
Pon reglas básicas
Si bien algunos niños necesitan discutir y resolver sus diferencias, es importante que lo hagan de manera segura y sana. Aunque debes intentar no intervenir demasiado, tus hijos deben saber qué está permitido y qué no. Por ejemplo, bajo ninguna circunstancia pueden pegarse para resolver sus diferencias, o no deben discutir en el auto porque pueden distraer al conductor.
Enséñales a relacionarse positivamente
Lo principal para disminuir las peleas entre tus hijos es ser ejemplo de cooperación y manejo del enojo. Enséñeles a respirar hondo y a recordar que, en un momento de furia, es mejor evitar decir cosas que no tenemos intención de decir. Recuérdales que para pelear se necesitan dos personas, y enséñales a pedir disculpas. Ayúdales también a encontrar maneras de colaborar y llegar a acuerdos, a respetar turnos y a aceptar cuando el otro piense distinto. Si intervienes, trata de no gritarles ni darles un sermón.
Nunca los compares
Cada uno de tus hijos es único, y una de las maneras que tienen para demostrártelo es peleando. Asegúrate de pasar algo de tiempo a solas con cada uno. Aunque puede ser más fácil inscribir a tus hijos en las mismas actividades, especialmente si tienen casi la misma edad o son del mismo sexo, es importante que reconozcas los talentos e intereses de cada uno. Evita pedirle al mayor que lleve a su hermano cuando salga con sus amigos porque esto puede provocar rencor. Enséñales también que lo justo no siempre es equitativo. A los niños mayores generalmente se les da más responsabilidades y a los niños menores no siempre se les concede los mismos privilegios.
El tiempo para pasar en familia debe ser prioridad
Una buena manera de que tus hijos aprendan a llevarse bien entre ellos es haciendo hincapié en la importancia de la familia. Intenta propiciar las reuniones frecuentes, ¡no es tan difícil lograrlo! Una buena idea es planear al menos una actividad para hacer juntos cada fin de semana y tratando de cenar juntos todas las veces que puedan durante la semana. Las reuniones familiares semanales son una buena manera de evitar quejas y posibles conflictos entre tus hijos. Estas reuniones ofrecen una buena oportunidad para decidir quién deberá cumplir con determinadas tareas domésticas y a quién se le concederá un privilegio en particular. Si entre tus hijos no existe mucha diferencia de edad, puedes hacer que se turnen para recoger el cuarto, poner la mesa y ocupar el asiento del acompañante en el auto.