Te has preguntado una y otra vez por qué tu hijo no obedece tus indicaciones? ¿Tienes problemas para que haga las cosas como se las pides? Ten paciencia, todos los niños pasan por una etapa en la que refuerzan su sentido de identidad y es hasta cierto punto normal que se muestren rebeldes a la autoridad, que son sus padres y sus maestros. Por otro lado, ten en cuenta que a todos nos toma tiempo aprender a controlar nuestros impulsos, y tal vez él o ella esté apenas en ese proceso. Mientras tanto, las siguientes recomendaciones pueden ser de gran utilidad para ti:
Haz todo por comprenderlo
Cada vez que se oponga a una de tus indicaciones y haga todo un berrinche porque lo fuerzas a hacer caso intenta ponerte en su lugar. Ten un gesto de cariño con él y hazle saber que entiendes el motivo de su resistencia pero explícale también las razones por las que le pides algo. El objetivo es que te sienta un aliado y no un enemigo. Intenta no perder el control para poder ser firme sin dejar de ser amable.
Establece límites
Contrario a lo que parezca, los niños necesitan que les pongan límites, por eso es fundamental, no solo que los definas, sino que se los transmitas de manera clara, para que no queden dudas al respecto. Encuentra una forma sencilla y firme de decirle lo que no debe hacer y dile cómo sí debe hacerlo.
Usa el recurso “tiempo de castigo”
Si te opones a que tu hijo haga lo que quiera, lo más probable es que se moleste y pierda el control. Ayúdalo a calmarse apartándolo por un momento de la situación. Pero ojo, esto es distinto a mandarlo castigado a su cuarto. La idea es buscar el sitio y las condiciones idóneas para que realmente logre tranquilizarse.
Si se niega, hazlo tú. Esto puede servir, no solo para que tú también te calmes, sino para que le pongas el ejemplo. Una vez que ambos se sientan mejor será un mejor momento para conversar armónicamente sobre cómo consideras que debe ser su comportamiento.
Fomenta la confianza en sí mismo
Siempre ten en cuenta que si le das a tu hijo la oportunidad de elegir, le estarás permitiendo ser independiente dentro de un contexto determinado y con límites establecidos. En vez de obligarlo a usar tal juguete, por ejemplo, déjalo elegir con qué quiere jugar. O bien, pregúntale si quiere manzana o pera para desayunar.
Evita disgustos
Hay situaciones en las que tu hijo se encapricha por algo que en realidad no implica ninguna consecuencia negativa. Es importante saber reconocerlas, ya que muchas veces es mejor darle la libertad de que las haga y evitar un enfrentamiento por algo intrascendente, como puede ser ponerse un suéter verde en vez de uno azul… aunque no combine con el pantalón. A veces es más fácil y mejor pasar por alto algún acto si como papás sabemos que ello no traerá consecuencias.
Entiende sus capacidades
Antes de pedirle a tu hijo que lleve a cabo tal o cual tarea, debes estar seguro de que está en posibilidades de hacerlo, según su edad y sus habilidades. Hacerlo responsable de algo que no está en sus manos solo puede provocarle frustración. A veces, lo que te parece una señal de rebeldía es solo una reacción normal de quien se siente frustrado.
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