Actualmente ya nadie se extraña al oír noticias como que Carolina Marín (bicampeona mundial de bádminton en los años 2014 y 2015), cuenta con un psicólogo deportivo como parte fundamental de su entrenamiento diario, al igual que lo es su entrenador. Hoy en día este no es un caso aislado. Encontramos tenistas como Feliciano López o futbolistas como Vivar Dorado, incluso equipos como el Real Betis Balompié o el Fútbol Club Barcelona, que ya cuentan con los servicios de estos profesionales. Socialmente parece plenamente aceptado que el trabajo de los psicólogos del deporte ayuda a los deportistas de élite a mejorar su concentración, motivación o confianza, así como a afrontar y superar las situaciones difíciles en una competición. Y es que cada vez somos más conscientes de lo importante que es “la cabeza” para el deporte de competición. Claro ejemplo lo encontramos en el tenista Rafael Nadal, del que tantas veces se ha dicho que, aunque no es el mejor a nivel técnico, sus extraordinarias habilidades psicológicas (motivación intrínseca, percepción de la remontada como un reto, concentración, no centrarse en el fallo, orientación a la búsqueda de soluciones,…) le hacen estar en los primeros puestos de la ATP.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la Psicología del Deporte? ¿Desde cuándo existe esta disciplina? ¿Sólo los deportistas de élite se pueden beneficiar del trabajo de los psicólogos del deporte? ¿En qué situación se encuentra la Psicología del Deporte en España?
Para dar respuesta a estas preguntas, empezaremos por definir y delimitar esta especialidad. La Psicología del Deporte y del Ejercicio Físico es el estudio científico de los factores psicológicos que se asocian con la participación y el rendimiento en el deporte, el ejercicio y otros tipos de actividad física. Los psicólogos del deporte abordan dos objetivos principales: 1) ayudar a los deportistas a mejorar su rendimiento usando los principios psicológicos; y 2) comprender cómo la realización de algún deporte, ejercicio o actividad física, afecta a la salud, el bienestar y el desarrollo psicológico del individuo a lo largo de su vida (American PsycohologicalAssociation, División 47). De esta forma, se puede afirmar que la Psicología del Deporte es una especialidad con entidad propia y diferenciada, aunque comparte fronteras con otras especialidades como la Psicología Clínica, la Educativa o la de la Salud.
Si bien el ámbito de actuación profesional en Psicología del Deporte más conocido por todos es el de la competición de alto nivel, según el Consejo General de la Psicología (COP, 2006), se considera que existen cinco ámbitos principales. A los campos tradicionales de intervención como son: el deporte de alto rendimiento, el deporte base e iniciación temprana, así como el deporte de ocio y tiempo libre, se han añadido en los últimos años el trabajo con poblaciones especiales y con las organizaciones deportivas.
Por otro lado, el COP (1998) ya delimitó en su momento las funciones de actuación profesional del psicólogo deportivo:
• Evaluación y diagnóstico (Tests, cuestionarios, entrevistas, procedimientos de auto-observación y auto-registro, registros psicofisiológicos,…).
• Planificación y asesoramiento (Variables psicológicas, rendimiento y actuación, adherencia a la actividad, consecución de objetivos, habilidades sociales,…).
• Intervención (entrenamiento psicológico, diseño y aplicación de estrategias psicológicas).
• Educación y/o formación (cursos, postgrados, conferencias,…).
• Investigación (básica y aplicada).
Si hacemos un breve repaso histórico de la Psicología del Deporte, encontramos que los primeros trabajos relacionados con esta disciplina datan de finales del siglo XIX – principios del XX, y trataban sobre tiempos de reacción o destrezas motrices. Fue en esos años cuando se llevan a cabo los primeros estudios que relacionan Psicología y Deporte con ensayos teóricos que describen los beneficios psicológicos del deporte.
Es a principios de los años 20, cuando en EE.UU. y en Rusia se dan los primeros acontecimientos considerados antecedentes inmediatos de la Psicología del Deporte actual. Por ejemplo, se crea en Rusia el Consejo Superior de Cultura Física con un departamento de Psicología de la Educación Física y de las Actividades Deportivas. Durante este periodo las investigaciones se centraron en las motivaciones e intereses de los atletas, el concepto del poder mental del deportista y las tensiones de los atletas durante la competición.
A partir de los años 50 y hasta mitad de la década de los 60, aumenta notablemente el interés por las competiciones deportivas internacionales, por lo que se inicia una Psicología del Deporte Aplicada, centrada en la preparación del deportista para la competición. Gracias a estos nuevos intereses, este período propició la consolidación de la Psicología del Deporte como un área de investigación con un cuerpo teórico y metodológico bien delimitado.
Fue ya en 1965 cuando se celebró el 1er Congreso Internacional de Psicología del Deporte en Roma, que contribuye a iniciar, lo que se considera la etapa de consolidación de esta disciplina. A raíz de este Congreso se crean las primeras Asociaciones y Revistas de Psicología del Deporte, y las investigaciones cuentan cada vez con mayor rigor metodológico.
Concretamente en nuestro país, la Psicología del Deporte nació al amparo de los centros de investigación de Medicina del Deporte. Fue en el año 1962 cuando se iniciaron las valoraciones médico-psicológicas de los deportistas y se creó el primer laboratorio de Psicología del Deporte en España. Entre los años 1980 a 1995, esta disciplina se empezó a impartir en las universidades y aumentaron las publicaciones relacionadas. Sin embargo, la práctica aplicada todavía era escasa, siendo a partir del año 95 cuando se da un aumento notable, principalmente en el deporte de élite.
Ya en los últimos años, la Psicología del Deporte y del Ejercicio Físico se ha consolidado como una disciplina con entidad propia, tanto en la investigación como en su parte aplicada. Esta consolidación se puede afirmar gracias a una serie de indicadores (Cantón, 2010): 1) la creciente demanda de psicólogos deportivos por parte de los agentes sociales vinculados con el deporte; 2) el enorme esfuerzo que se hace para desarrollar métodos, técnicas e instrumentos específicos, útiles y válidos; 3) la gran oferta de formación especializada en el campo de la Psicología del Deporte; 4) la gran cantidad de organizaciones tanto nacionales como internacionales que cuentan con secciones o divisiones enmarcadas en el ámbito de la Psicología del Deporte (la American PsycohologicalAssociation, la EuropeanFederation of PsychologistsAssociations, el Consejo General de la Psicología o la Federación Iberoamericana de Psicología); 5) así como la alta frecuencia con la que se celebran encuentros, jornadas o congresos, o la gran proliferación de investigaciones relacionadas con la Psicología del Deporte.
Sin embargo, a pesar del gran camino recorrido, y su indudable consolidación, esta disciplina tiene por delante numerosos retos, no sólo con respecto al deporte de élite, sino también en el resto de ámbitos, tales como en el trabajo con poblaciones especiales, el deporte de base o las organizaciones deportivas.
Y es que, hay dos razones que han frenado el avance de la Psicología del Deporte: la falta de especialización y el intrusismo. Respecto a la primera, se debería seguir mejorando y actualizando la formación reglada, con el fin de saber trasladar los conocimientos teóricos de las investigaciones a la práctica aplicada del psicólogo deportivo; así como fomentar que los profesionales que ya están trabajando sigan actualizándose.
En cuanto al intrusismo, el hecho de que personas sin la formación ni la experiencia necesarias ejerzan de psicólogos del deporte, hace que esta especialidad no se desarrolle ni se valore. A este respecto, la Coordinadora de la División de Psicología de la Actividad Física y el Deporte (PACFD) y representantes de otros colectivos profesionales de Ciencias del Deporte (médicos, fisioterapeutas, licenciados en Educación Física,…) están llevando a cabo reuniones y acciones ante la necesidad de regular a nivel nacional esta especialidad, mediante una acreditación, con el fin de ofrecer una labor profesional más eficiente, interdisciplinar, defender los derechos de los ciudadanos y luchar contra dicho intrusismo.