Los malos sueños que se producen en la fase de sueño REM, en las primeras tres horas tras haber conciliado el sueño, lo que explica la fuerza de las imágenes y la narración de la historia que el niño puede comentar. Es común que el niño se despierte sobresaltado, con llanto y mucho miedo y cuando acudimos a su habitación parece que sólo nuestra presencia es la ayuda que estaban esperando.
Según explica Aurora Gavino, los sueños son para los niños como una película vivida, en la que no pueden ser conscientes de que están viviendo algo que no es real y por ello genera ansiedad, angustia y malestar.
Las pesadillas están relacionadas con eventos que el niño ha vivido en primera o tercera persona o ha escuchado en la realidad y tienen que ver con el conjunto de sus días. “Sea real o imaginaria la situación soñada, procedente del cole, la familia o los amigos, el niño la ha elaborado de esta manera” apunta Gavino.
No todos los niños tienen pesadillas, dependerá de cómo vivan y experimenten este tipo de sueños. Hacia los dos o tres años se presentan los miedos evolutivos como el miedo a la oscuridad y las figuras u objetos que forman sombras en su habitación pueden parecerles amenazantes y dar lugar a pesadillas.
Más tarde, entre los tres y cuatro años, se presentan los miedos a los animales y hacia los 5 o 6 años el miedo a morirse. “los miedos se convierten así en pesadillas, no son patológicos, todos los niños pasan por ellos, lo importante es que no se instales en la vida del niño”, apunta Gavino.
La temática depende de la edad, el miedo a lo imaginario, monstruos cuando ya tienen este concepto por los dibujos, películas y cuentos. Hacia los cuatro años, cuando más pequeño es el niño, más indefinido el sueño porque no lo puede expresar, son más intuitivos. Hacia los 10 años teme que se metan con él y más tarde son los que giran en torno a las relaciones sociales.
Las pesadillas están también relacionadas con su etapa evolutiva y su entorno como alque que han visto en la televisión y les ha impactado. “Ya a los dos años de edad si están viendo la película de “Bambi”, cuando suele el disparo del cazador, aunque no se ve que muere la mamá del cervatillo se ponen a llorar porque son capaces de relacionar que ha sucedido algo malo”, apunta la psicóloga.
En cuando a las pesadillas Gavino destaca que debemos calmar al pequeño y hacer saber que no son realidades pero que debemos ser conscientes de que no podemos eliminarlas de la vida del niño porque se van a presentar a lo largo de la vida: “hay que decirles “a esto se le llama pesadilla y no es real”, comenta la autora.
Consejos para no bloquearse
“Las pesadillas se encuentran dentro de esa problemática cotidiana sencilla de los niños que hay que desdramatizar ya que de otra forma se puede volver angustiosa y sin querer los padres la agudizan. Se trata de algo que tiene solución y utilizamos el medio del cuento que permite una interacción divertida entre padres e hijos”, señala Gavino, que sugiere abordar de forma activa las pesadillas ayudando al niño a crear un cuento partir de su contenido, al igual que hacen la madre y el hijo del relato que acompaña la guía de pautas para los padres.
Los padres deben dar la oportunidad a los niños de que enfoquen su mundo en la dirección que les hace felices y ayudarles para ello a emplear aquellas cualidades propias de la infancia que se convierten en verdaderos aliados como imaginación, creatividad y espontaneidad.
Aurora Gavino apunto algunos consejos a los padres que quieren ayudar a sus hios a superar su miedo a las pesadillas:
Errores más comunes
Los padres no deben caer en los siguientes errores: