La depresión es un problema de notable importancia clínica y con un gran impacto psicosocial. A pesar de que tiene una menor incidencia que los trastornos de ansiedad, su concurrencia con otros problemas clínicos: ansiedad, trastornos psicosomáticos, adicciones, etc., hace que esté presente en muchos pacientes. Además, y aunque un número elevado de éstos, no lleguen a reunir todos los requisitos precisos para ser diagnosticados con un determinado tipo de trastorno del estado de ánimo, presentan algunas de las quejas características de estos pacientes, por ejemplo: el estado de ánimo depresivo, la pérdida de interés por las cosas, las alteraciones en el sueño o en el comportamiento alimentario, etc. Puede señalarse, en general, que el trastorno depresivo se origina como consecuencia de la incapacidad para resolver, de un modo adecuado, un problema o problemas.La persistencia del problema, la existencia de estrategias efectivas para abordarlo, puede llevar a la persona a una situación de pasividad, de entrega, de renuncia, en suma al padecimiento de un trastorno depresivo.