Tabaco y alcohol son las sustancias adictivas de uso más generalizado en la historia de la humanidad, aunque por motivos distintos. Se considera adicción tabáquica o tabaquismo al consumo habitual de productos elaborados del tabaco, especialmente cigarrillos, en forma que supone un riesgo para la salud a medio o largo plazo. A esto habría que añadir el riesgo para la salud provocado para otras personas presentes, fenómeno conocido como fumar pasivo.
La razón primera para intentar la erradicación del tabaquismo reside en las consecuencias para la salud derivada del consumo crónico de tabaco fumado. Por tomar sólo el más definitivo de sus productos, parece ya claro que la esperanza de vida se ve acortada, para cualquier rango de edad, a causa del uso del tabaco. Una persona entre 30 y 35 años, que fume como promedio dos paquetes de cigarrillos diarios, tiene una esperanza de vida 8 o 9 años menor que si no fumase; siendo las tasas de mortalidad asociadas al tabaco proporcionales a la tasa de consumo diario y a los años como fumador (Schwartz, 1987).