Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes, que las personas que las padecen consideran repugnantes, inaceptables, absurdas o sin sentido, y les ocasionan ansiedad o malestar. No son sencillamente preocupaciones excesivas acerca de la vida cotidiana. Las personas afectadas intentan ignorarlas suprimirlas o neutralizarlas con otros pensamientos o acciones, es decir, son egodistónicas. Asimismo, los afectados reconocen que estos pensamientos son un producto de su propia mente.
Las compulsiones son conductas repetitivas o actos mentales que la persona afectada se siente compelida a llevar a cabo en respuesta a una obsesión. Pueden adoptar unas reglas rígidas o rituales. Las compulsiones tiene la función de reducir la ansiedad o el malestar o bien prevenir algún hecho temido que haga aparecer la obsesión. En ocasiones, el sujeto puede intentar resistirse a ellas, para acabar finalmente llevándolas a cabo. En la mayor parte de los casos la compulsión disminuye el nivel de ansiedad, en otros casos el sujeto indica que se sigue sintiendo nervioso, pero lo estaría mucho más si no hubiera efectuado la compulsión. En todo caso, son exageradas o no se conectan de forma realista con aquello que tratan de evitar. En el trastorno TOC estos rituales alivian el malestar causado por las obsesiones, sin proporcione placer a la persona; asimismo, evitan los estímulos o situaciones que disparan tales obsesiones.