La conducta violenta en el ser humano es un problema que trasciende el ámbito cotidiano, pues no sólo provoca graves dificultades en la persona que carece de control sobe su conducta, sino en quien padece la agresividad.
El diagnóstico de la conducta agresiva, como advertiriremos más adelante, puede ser debido a diferentes factores. Podríamos decir, de modo genérico, que la agresividad se origina ante la dificultad de controlar e inhibir pensamientos, conductas o emociones que surgen cuando alguien se siente ofendido o cree que ha sido ofendido por un tercero. En un determinado momento, cualquier persona puede tener un arranque de ira y actuar con cierta agresividad. El problema aparece ante la persistencia de dicha agresividad debido a la falta de estrategias afectivas para controlarse y a su vez, para generar respuestas adaptativas ante las ofensas. Esta situación puede convertirse en un bucle de agresividad que cada vez resulta más difícil controlar.