El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) provoca en los niños:

  • Hiperactividad
  • Impulsividad
  • Déficit de atención

Hiperactividad

  • No pueden permanecer sentados en situaciones que lo requieren.
  • Cuando están sentados, cambian de postura con frecuencia y mueven los pies y las manos constantemente.
  • Corren o saltan excesivamente en situaciones inapropiadas.
  • Tienen dificultad para jugar o divertirse en silencio o tranquilamente.
  • Suelen entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben.
  • Están siempre en movimiento, como si estuvieran con el «motor en marcha».
  • Hablan en exceso.
  • Suelen tener más accidentes de los normales.

Impulsividad

  • Actúan antes de pensar. Sólo ven las consecuencias de sus actos cuando es demasiado tarde y ya han dicho o hecho algo fuera de lugar; sin embargo, no aprenden y vuelven a reaccionar de forma irreflexiva.
  • Interrumpen constantemente conversaciones y juegos.
  • Se muestran impacientes; les cuesta esperar su turno.
  • Suelen resistirse a la disciplina.
  • Responden bruscamente y antes de que se haya completado la pregunta.
  • Se entrometen en los asuntos de otros.
  • Suelen ser poco previsores y olvidan planificar.
  • No distinguen el peligro, se enfrascan en actividades peligrosas.
  • Escasa tolerancia a la frustración.

Déficit de atención

  • Tienen dificultades para mantener la atención en tareas o en el desarrollo de actividades lúdicas.
  • Evitan comprometerse en actividades que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Pueden tener problemas para priorizar las tareas, cometen errores por descuido en los deberes escolares y otras actividades, ya que no prestan suficiente atención a los detalles.
  • No parecen escuchar cuando se les dirige la palabra.
  • Se distraen con facilidad; suelen dejar lo que están haciendo para atender a ruidos o hechos triviales.
  • Les cuesta seguir instrucciones u órdenes y no finalizan sus tareas.
  • Tienen dificultades para organizar sus tareas y actividades.
  • Son muy olvidadizos en sus tareas cotidianas.
  • Cambian continuamente el foco de atención, sin alcanzar nunca el objetivo final.
  • Pierden con frecuencia los elementos necesarios para sus tareas o actividades (lápices, cuadernos, juguetes, etc.).