Nadie pone en duda que la vida de cualquier persona está llena de riesgos, y que éstos suelen ser mayores en el caso de un niño. Obviamente, como papás nos corresponde estar al tanto de nuestros hijos e intentar protegerlos a través de todos los medios que estén a nuestra disposición. Sin embargo, se han realizado diversos estudios a través de los cuales se ha podido observar que si un niño nunca se ha caído y raspado las rodillas, es mucho más probable que se convierta en un adulto lleno de fobias. En cierto sentido, es necesario que un niño tropiece varias veces para que entienda que eso es algo normal.Querer eliminar todo tipo de riesgos en la vida de nuestros hijos puede repercutir de una manera negativa, pues podríamos estar contribuyendo a que, de adultos, se convirtieran en personas llenas de inseguridad y de baja autoestima.
Esto depende de la situación, por supuesto, pero si no se trata de algo serio, ir a ayudar a nuestros hijos antes de tiempo y resolver el problema por ellos puede terminar siendo perjudicial. Si no los dejamos que busquen soluciones por sí mismos no podrán formarse el carácter que necesitan para enfrentar la adversidad ni desarrollar ciertas habilidades para desenvolverse con solvencia.
Hacer que nuestro hijo se sienta especial es algo que siempre debemos hacer como padres para fortalecer su autoestima. Sin embargo, es importante hacerlo con mesura y sin perder objetividad, de otra manera puede llegar el momento en que se dé cuenta de que mamá y papá lo ven como un niño fuera de serie (a diferencia de las demás personas) y empiece a dudar de lo que le dicen sus padres.A todos nos gusta recibir elogios, pero en el momento en que nos percatamos de que no corresponden con la realidad dejamos de darles crédito y esto puede resultar contraproducente.
Aunque siempre es bueno reconocer el esfuerzo o buen comportamiento de nuestros hijos, hay que ser cuidadosos con mantener el balance en este sentido. Dar a manos llenas conlleva un riesgo importante: que llegue el momento en que sientan que es nuestra obligación darles un regalo o un permiso, solo por haber cumplido con sus obligaciones (o a veces ni eso).En la vida adulta todos tenemos que enfrentar constantemente negativas y momentos en que las cosas no resultan como quisiéramos, aun cuando nos hayamos esforzado para ello. Bajo esta misma lógica, debemos hacer lo posible por preparar a nuestros hijos ante este tipo de situaciones.Por otro lado, también debemos ser cautelosos de no solo premiar con estímulos materiales, y enseñarlos a hacer las cosas con pasión y un verdadero convencimiento.
A todas las personas les llega el momento de querer abandonar el nido y tus hijos no serán la excepción. Querer abrirse camino por cuenta propia siempre lleva implícito el riesgo de cometer errores y eso es algo que no podemos evitar. De hecho, debemos dejar que nuestros hijos vivan este proceso, pues también los errores son necesarios para crecer.Esto no significa que no debamos orientarlos, por supuesto, pero encerrarlos en una burbuja con tal de que no sufran descalabros no serviría de nada. Una mejor postura ante esta situación es hablarles sobre los errores que tú mismo cometiste cuando tenías su edad. Esto servirá mucho para que ellos sientan confianza hacia ti y se abra una mejor comunicación entre ustedes.
Debemos entender que, como papás, es necesario llevar una vida ejemplar, según como nos gustaría que fueran nuestros hijos. No olviden que ustedes son los líderes en la familia, la pauta a seguir. Actuar de manera contraria a como quisiéramos que actuaran nuestros hijos es uno de los peores errores que podemos cometer frente a nuestros hijos, pues terminamos confundiéndolo y perdiendo credibilidad ante ellos. Para formar a nuestros hijos con determinadas características no hay nada como actuar nosotros mismos acorde con ellas.
Escríbenos por WhatsApp