Establecer horarios para cada una de nuestras actividades nos permite planear y organizarnos mejor. Con los pequeños funciona exactamente Igual, solo que en ellos es aún más importante el establecimiento de rutinas, ya que éstas les dan estructura y contención, lo que les permite predecir y anticipar lo que va a ocurrir. De esta manera, los niños pueden adquirir conciencia sobre las actividades que deben atender durante el día, así como sobre sus responsabilidades; también les permite saber qué es lo que se espera de ellos y de su conducta en cada momento.
El niño, por ejemplo, sabe que durante la mañana tiene que ir a la escuela, y que hay momentos en los que deberá de permanecer en el salón de clases haciendo diferentes actividades, pero también tendrá otros en los que puede salir al patio a jugar con sus compañeros.
Establecer horarios y rutinas también le ayuda a anticipar que, llegando a casa, deberá dejar sus cosas de la escuela en determinado lugar para después comer, hacer su tarea y realizar otras actividades deportivas, lúdicas o artísticas. Cumplir con ciertas rutinas ayuda a los niños a adaptarse más fácilmente a nuevas situaciones.