Siglo XXI y seguimos debatiendo sobre la necesidad e importancia del gateo en bebés. Aunque pediatras, neurólogos y traumatólogos se cansan de recomendar que los niños gateen, madres y abuelas relativizan sus efectos. No obstante, la ciencia ha demostrado un hecho que puede sorprender a propios y extraños.
Ahora bien, lo cierto es que en la actualidad se ha demostrado que el desarrollo físico y el intelectual del menor van de la mano. Y aquí cobra gran importancia el gateo, fundamental a nivel neurológico ya que mejora la coordinación. Ello es vital para adquirir habilidades futuras esenciales, como la lectura y la escritura.
La importancia del gateo
Son varios los motivos para valorar la invaluable importancia del gateo. En primer lugar, gatear permite crear conexiones entre los dos hemisferios cerebrales. Esto se debe a que el pequeño debe necesariamente sincronizar movimientos con sus dos partes del cuerpo (tren superior e inferior, tanto izquierdo como derecho).
Ello es lo que permite que en simultáneo realicemos varias acciones, destreza útil en la etapa escolar. Asimismo, con este tipo de desplazamiento infantil se desarrolla la coordinación ojo-mano. Y eso no es todo, porque este aspecto se trabaja precisamente a una distancia similar a la empleada al momento de leer y escribir.
De todo lo anteriormente expuesto se desprende que el hecho de gatear permite la correcta maduración del sistema nervioso. Al mismo tiempo, promueve una integración sensorial efectiva. Además puede afirmarse que, a nivel muscular, el gateo comienza a preparar al pequeño para la edad académica.
Es que soportando el peso de su propio cuerpo sobre sus brazos y manos, el chiquillo la estabilidad, tanto en los hombros como en las palmas de las manos. Sin dudas, estamos haciendo referencia a los puntos centrales de la psicomotricidad fina.
La misma desde luego tiene injerencia en la escritura, porque influye en el modo en que el pequeño coja el lápiz y en su trazo. Eso no es todo, la importancia del gateo también involucra una toma de conciencia vital. El sentido del espacio, de la profundidad y del equilibrio serán directrices sobre las que se materializan estos aprendizajes.
Mucho que aprender
La importancia del gateo no atañe simplemente a la motricidad de las criaturas en las edades más plásticas de la infancia. En esta etapa también se encuentra en juego la adquisición, desarrollo y maduración de diversas funciones cognitivas fundamentales.
La visión y el tacto se agudizan tanto como la motricidad fina. De este modo, se produce sin más la integración tanto sensorial como de los sistemas vestibulares y propioceptivos. Ahora bien, muchos se preguntarán por qué todo ello que aporta el gateo resulta de vital importancia para el momento de aprender a leer y escribir.
Pues bien, la importancia del gateo se sustenta nada más ni nada menos en su invaluable capacidad de asentar las bases de una buena lateralización. En paralelo, se incrementa la determinación manual, ocular y podal. Ello implica necesariamente operaciones cerebrales clave para la escolarización.
Sin lugar a dudas, aún queda mucho por descubrir con respecto a las primeras infancias. Sin embargo, la ciencia viene aprendiendo mucho respecto a este tema un tanto controvertido en tanto muchos niños no llegan a gatear. Lo cierto es que en esta oportunidad los avances sembraron la polémica.
Pues la máxima importancia del gateo va más allá del sospechado por el grueso de las madres. Incluso trasciende el período en el que se produce. Así, alcanza a impactar -cual bomba expansiva- la edad escolar de los niños en tanto incide en la lectura y escritura de los más chicos.