Los niños, esos pequeños enternecedores que tantas alegrías nos dan, a los que tanto amor profesamos pero que con tanta energía y ansias de conocimiento nos pueden llegar a agotar. En esos momentos es cuando es realmente importante la necesidad de la paciencia en la educación infantil.
Los niños atraviesan distintas etapas de los 0 a los 2 años, cuando son totalmente dependientes de los padres, de los 2 años a los 6 años de edad cuando ya empiezan a desarrollar sus habilidades psicomotrices, de los 6 años a los 11 años, cuando comienzan a mantener relaciones sociales y a tener pensamiento abstracto, y de los 11 años hasta la adolescencia, una etapa más dificil que merece un artículo aparte.
Todas estas etapas tienen algo en común, es imprescindible recurrir a la paciencia respecto al niño por parte de padres, hermanos, abuelos, tíos, educadores, formadores, etc. De todo aquel entorno que vaya a influir en su desarrollo tanto intelectual como psicológica y moral.
Cómo influyen los familiares y por qué de la necesidad de paciencia en la educación infantil
Obviamente, nos vamos a referir principalmente a los padres y familiares, puesto que son los actores principales en la educación infantil. Durante toda la vida van a ser el pilar principal en la formación del menor. De los valores, las emociones, la cultura, los modales, de todo lo que sea transmitido a los niños por parte de sus familiares, en especial los padres, va a depender la forma de ser y comportarse del futuro adulto.
Y para ello la paciencia es esencial en todo el proceso. Cuanta más paciencia se tenga, más la desarrollará el pequeño. Si cuando el niño comienza a descubrir cosas y no para de preguntar, le gritamos y regañamos, va a asociar este comportamiento negativo al ansia de conocimiento. Por tanto van a surgir temores a la hora de preguntar en clase o a cualquier referente de autoridad cuando desconozca algo. Lo que también influirá negativamente en sus habilidades sociales convirtiéndole en un niño tímido y retraído.
En cambio, si atendemos sus preguntas con paciencia, el menor interpretará como algo positivo el hecho de descubrir y conocer cosas. Este hecho fomentará sus ganas de estudiar y aprender, además de desarrollar su capacidad de socializar con otras personas a la hora de preguntar y consultar. No identificará su falta de conocimiento como algo negativo.
Lo mismo ocurre al hablar de sus sentimientos. Es bueno que aprenda a expresar e identificar sus emociones. Es muy duro aguantar rabietas y otros momentos en los que se muestran como pequeños tiranos. Por eso es tan importante la paciencia a la hora de afrontar esas situaciones, escucharlos, explicarles que emociones sienten y cómo manejarlas. De este modo estaremos fomentando la asertividad y la tolerancia a la frustración de cara al futuro.
Aplicando la paciencia a casos reales
Importantísimo escuchar sus problemas con paciencia y ofrecerles ayuda para que descubran vías de resolución de conflictos. Nunca ridiculizarlos y reírnos de ellos diciéndoles que eso no son problemas, que los problemas los tienen los adultos. Eso no es cierto, para ellos supone un escollo muy importante respecto a la edad y los recursos que tienen. Y si cuentan con nuestro apoyo a la hora de resolverlos, fomentaremos la confianza en sí mismos y respecto a nosotros, al igual que la empatía.
Si en ese momento en que el menor nos pregunta o necesita comunicarse con nosotros no podemos atenderlo, no cortarlo, esperar a que termine de contar lo que necesita o formular la pregunta y explicarle por qué en ese momento no podemos y que después cuando terminemos lo que estamos haciendo, hablaremos de lo que necesita.
Por ejemplo, si es de noche y estamos muy cansados, le podemos explicar que estamos extenuados y vamos a dormir y que por la mañana cuando estemos más despejados tendrá toda nuestra atención.
Y todo ello redundará en una persona con autoestima sana, ganas de aprender, con unas habilidades sociales potentísimas, profundos valores, buena educación y mucha paciencia con los demás. Un beneficio del que también disfrutarán los familiares y el resto de personas con las que trate.
Fomenta la paciencia en la educación de tus menores, todo serán beneficios tanto para él, como para su entorno y para el mundo en general.