Ante la gran responsabilidad de educar a los hijos, los papás suelen recurrir a diversas herramientas de educación o disciplina, pero no siempre le dan la importancia debida a un aspecto que en realidad debe ser entendido como algo fundamental: la consistencia.
Ser consistentes significa que debemos mantenernos en una misma línea en lo que decimos, hacemos y transmitimos a nuestros hijos. Nuestro comportamiento y acciones será la imagen que proyectamos hacia ellos y se reflejará en la percepción que tengan de nosotros. Somos consistentes en la medida en que somos estables y congruentes, de esta forma crecerá la confianza que los niños tienen en nosotros.
Por lo anterior, es importantísimo tomar en cuenta que:
Debemos recordar que durante los primeros años de vida, los niños aprenden de lo que observan y escuchan, suelen imitar nuestras conductas, palabras y actitudes. De ahí la importancia del ejemplo para ser coherentes entre lo que decimos, hacemos y lo que le estamos pidiendo a nuestros hijos que hagan.
En ese sentido, ser padres es también una oportunidad para crecer como personas, buscar mejorar en nuestra calidad humana para convertirnos en una referencia para nuestros pequeños, sin que esto signifique que repitan nuestra historia, ni que cumplan con aquellos sueños no alcanzados por nosotros.
Uno de los pilares de la educación y la disciplina es la comunicación, lo que involucra el lenguaje no verbal, conexiones emocionales establecidas a través de actitudes, gestos, miradas y atenciones.
En el caso del lenguaje verbal es importante que cuando nos referimos a nuestros hijos les hablemos claro y les expliquemos, por ejemplo, las consecuencias de no respetar los límites y reglas establecidas.
Sin embargo, una buena comunicación con nuestros hijos implica también escucharlos y ser empáticos con ellos, observar cómo es su carácter para saber cómo llegar a ellos. Escucharlos y transmitirles nuestra comprensión no significa ceder.
Ser consistentes implica ser firmes en las reglas y acuerdos establecidos. En la medida en que esto suceda, transmitiremos seguridad a nuestros hijos, lo que les dará la confianza necesaria para tomar sus propias decisiones. Para ello es necesario:
Como adultos y papás tenemos la obligación de protegerlos sanamente, guiarlos y transmitirles nuestras experiencias para dotarlos de las herramientas necesarias con qué enfrentarse a la vida.